sábado, 30 de noviembre de 2013

25 Vámonos de aquí.




El dilema es pasar o no por el hotel, para recoger los bártulos.
Kixkur hace una llamada a casa, en euskara, y al terminar nos dice que podemos ir hacia donde vive Louise. No está lejos del hotelito. Mientras tanto me cambio.
Antes de diez minutos recibimos las instrucciones solicitadas. Alguien nos espera en el Súper de al lado, hacia el norte de la casa. Llegamos enseguida y le contamos lo justo a alguien que no conocemos, pero ella sí que nos tiene fichados. Le decimos que hemos debido hacer algo incorrecto y de momento no podemos solucionar así que nos debemos marchar sin que nadie lo sepa. Nos entrega las bolsas, donde ha metido lo que estaba en las habitaciones.

Nos dice que pueden reconocer el coche, por lo que lo debemos cambiar. ¿Cómo lo hacemos? Pero tiene la respuesta preparada. Lo dejamos en un lugar cercano, abierto, con las llaves escondidas, bajo el asiento de al lado del conductor y vamos andando hasta la iglesia de al lado, donde nos espera en su coche. Nos llevará hasta una estación de autobús, ella no se va a acercar al coche ni dejar huellas en él, avisará a la compañía de alquiler.
   -Una vez hecho un recorrido de más de una hora en el autobús lo mejor sería alquilar otro coche. Cuantos más cambios mejor, pero sin perder tiempo -¿Quién la habrá aleccionado?

Una vez en su coche y camino de la parada de autobús hace una llamada de teléfono. Indica a Louise dónde está nuestro coche y cómo recuperarlo. Nos espera en la estación de autobuses.

Cuando llegamos a la estación y nos despedimos de la cooperante, descubrimos la voz de Louise.
Nos acercamos a ella y nos aconseja cambiar de planes. Mejor si contratamos un taxi, y si somos directamente nosotros mejor. Nos facilita el número de teléfono de un taxi y el nombre del pueblo al que le parece más indicado que nos dirijamos, una localidad desde donde a esa hora, a la que lleguemos, podamos encontrar otro vehículo, u otro tipo de transporte.
No quiere que le demos detalles ahora, ni en qué dirección nos vamos a ir.
   -Lo normal es que no me puedan sacar ninguna información, pero prefiero no tenerla.

Teníamos entendido que no era conectante. O era un secreto o algo nos ha despistado.
Nos despedimos con seis besos antes de que llegue el taxista.
   -Qué te parece si en lugar de lo que te hemos dicho por teléfono hacemos algo más largo? -.Le decimos al taxista.
   -Por mi parte encantado, estoy a dos velas; entre los impuestos y los intrusos en lo del taxi, últimamente no sacamos para nada, así que podemos ir a donde queráis.
   -No queremos que nadie sepa a dónde nos dirigimos, así que, de momento salimos en la dirección que te hemos dicho antes y luego te vamos diciendo. Por favor, no llames a casa o lo digas si te llaman por teléfono.
   -No necesito llamar hasta media noche, así que por mí no hay problema. Prometo no decir dónde os dejo, y además os haré un precio especial, por lo visto me vais a arreglar la semana.

Salimos hacia donde le hemos indicado y le pedimos un mapa para ir haciendo nuestras composiciones de trayecto. No es conectante así que podemos planear a nuestras anchas.
La primera cuestión a decidir es la dirección inmediata, si hacia casa o vamos de despiste. Según Kixkur lo mejor es irnos acercando cuanto antes.
   -Como diría Héctor, lo que corresponde es hacer lo que no esperan que hagamos-. Dice Tanya.
   -Aunque lo contrario a lo que nos interesa tampoco es lo mejor, por ser una maniobra de despiste, torpe pero evidente-. Aporto por mi parte.
   -Entonces nos queda la solución intermedia, pero que no nos vaya alejando mucho, por favor.
   -Tenemos unas horas para enfocar hacia casa antes de escondernos, luego deberemos estar ocultos para que se pregunten dónde estamos. La decisión de ahora es la más importante-. Podría haberlo presentado yo, pero es Tanya. Seguro que se ha puesto en mi lugar; y ha acertado.
   -Dirección Barcelona. No debiéramos estar en la carretera después de las diez de la noche, pero nos convendría dejar el rastro de que hemos ido a Barcelona, antes de volver hacia la clásica de Toulouse, y para llegar a esa desviación necesitamos casi cuatro horas. Lo veo justo-. Les digo.

Me doy cuenta de que esto es lo que prefiere Kixkur, así que habrá que arriesgarse, no es la que más me gusta. Miro de reojo el indicador del depósito de combustible y lo veo a tope. Tenemos algo para comer y beber en el camino así que no necesitamos parar hasta tener ganas de mear, y esto lo podemos hacer en cualquier Pique-Nique. Hasta luego Lyon.

Va pasando el tiempo y creo conveniente no seguir demasiado, cada vez estoy más convencido de que tenemos que mover ficha.
Les propongo parar en Narbone y cambiar de vehículo, llevamos más de tres horas.
Les parece bien y le pedimos al taxista que nos lleve a la estación de trenes. Mientras vamos, dejamos que oiga algo acerca de ir a hacia Barcelona. No creo que haya muchos trenes, deberemos mirar en la estación de autobuses, pero esto lo decidiremos al dejar el taxi.
A eso de las 23:30 nos despedimos del taxista, Lucien. Te has portado bien, Lucien.

No pasan ni dos minutos cuando me doy cuenta de que no lo hemos hecho bien. Había algo que me llamaba la atención al despedíamos de él, y ha sido tarde. No estoy a todas, y he dejado escapar varios detalles. Primero vamos en una dirección equivocada, porque no me he querido imponer, y ahora dejamos que sepan dónde estamos. Puede decirlo Lucien o lo pueden calcular si se dan cuenta de la hora a la que vuelve. Estamos a aproximadamente tres horas, o algo más, de Lyon; en algún lugar con facilidades en cuanto a comunicaciones, y no vamos hacia el norte, así que quedan pocos lugares donde buscar. Si tienen recursos para dedicarlos a nuestra búsqueda lo vamos a pasar mal. De momento no les digo nada no me quiero imponer; si hay suerte nos salvaremos. Pero pinta mal.

Tanya se pone la peluca de rubia y yo me pongo la gorra de correr, creo que llamamos la atención. Kixkur no ha tenido experiencias escapistas, no lo ha sufrido en sus carnes la intriga de lo que es huir.

Hemos localizado un hotelito, hotelucho mas bien, y negociamos el entrar los tres en una habitación, por lo de las pelas. Nos lo permite, a condición de dejarle un pequeño incremento, en negro. Mejor, creo que de este modo será más reacio a dar información. Es tarde y nos ponemos a dormir, pero quien duerme es Tanya; Kixkur lo hace a ratos y yo duermo poco.

Nos despertamos a las ocho de la mañana, jueves 24 de mayo, y digo despertar porque al final el sueño ha ganado a las preocupaciones, sin contar en esto a Tanya.
El desayuno está incluido y hacemos el intento de desayunar. Es incomestible; bollos que huelen a rancio y un café malo y con posos. Pasamos de él, ya encontraremos algún otro lugar. Por si acaso, comentamos en alto lo de la parada de autobuses para ir a Barcelona.

Hemos hojeado entre la propaganda suelta que hay en recepción y un callejero; la intención es la de localizar alguna agencia de coches de alquiler. Hay un par de lugares de alquiler cercanos y hacia ellos vamos.
El primero no han abierto aún y el segundo sí, hay alguien en recepción, al teléfono. Entramos y nos toca esperar.
Había quedado Kixkur en hacer la negociación, por lo del idioma, pero le retengo, acabo de escuchar a quien está al teléfono y he sacado conclusiones. Es el hijo del dueño, veinte pocos años y algo intranquilo, puede tener negocios a escondidas. Quien ha llamado no quiere tratar con él, prefiere estar directamente con su padre, no se fía.
Nuestra intención es dejar el vehículo en otra parte así que la situación puede ser mejor aquí, con éste, que parece tener ganas de trabajar. En una compañía seria conseguirían nuestra información con una llamada.
   -Joder Héctor. Solo te falta imaginar si su novia es rubia, morena o pelirroja.
   -Seguro que rubia, de peluquería.
   -Necesitamos un vehículo de alguna compañía pequeña, a la que no se les ocurra preguntar, o de algún particular. O podríamos también robarlo -.A esto último han decidido no contestar.

Me presento en cuanto termina de hablar, sin dejarle tiempo a pensar mucho, y se lo planteo todo de una tacada. Lo de dejarlo en otro lado, lo de si tiene algo “especial”, aunque no sea un modelo nuevo. Es que somos investigadores privados y vamos un poco de incógnito. Y preferimos pagar en metálico, por lo de que no nos sigan la pista, y darle intriga al asunto. Se lo quiero presentar como mejor un apaño que un contrato serio, que vea las posibilidades de sacarle partido.

Por lo que deduzco de la expresión de su cara hemos dado en el clavo. Tiene algo en mente, se rasca la cabeza, la balancea hacia ambos lados, suspira y se decide. Si.

   -Os puedo dejar mi coche. No es de la empresa sino mío así que nada de pagar en serio, con factura y eso, creo que es lo que os interesa ¿no?
   -Sí, es lo que te he pretendido plantear, solo que no me atrevía y he dudado un poco.
   -Pues de acuerdo, vosotros tenéis el coche de un particular, os lo he dejado, os hago un buen precio y yo me saco unos euros sin que pasen por mi padre. De mi boca no va a salir una palabra, espero que tampoco de la vuestra.
   -Por eso tranquilo. Te adelantamos lo que pensamos que puede ser, y lo que salga al final lo arreglamos con una transferencia. Intercambiamos teléfonos y emails y nos pondremos de acuerdo en el pago y en cómo te devolvemos el coche y las llaves.
   -De momento debierais dejarme quinientos euros, por lo menos -. (Espero que el coche los valga).
Eso lo traíamos pensado así que Kixkur le da los euros y vamos con él para ver el regalo lo que nos está metiendo, no sea que no aguante mil kilómetros.
Salimos a la trasera de la oficina y nos presenta el coche. Un Renault Megane-Scénic con la pinta de tener rodados un par de millones de kilómetros. Kixkur se monta en él, arranca, prueba unos metros y asiente. Tenemos coche.
Un saludo, una sonrisa y nos vamos hacia Paris, es lo que nos oye murmurar. Son las 09:30.

Entramos en la autopista camino de casa, pero no vamos ni a Barcelona ni a Donostia, al menos ahora. La solución intermedia es ir hacia Foix, desde donde decidiremos; podemos pasar por Andorra, pero eso lo decidiremos con el estomago lleno. Tenemos el desayuno pendiente, vaya horas, y como no queremos enseñarnos, paramos en un Pique-Nique y terminamos con lo que nos sobró de ayer. Esto no es serio, ni caliente.

Les cuento mis recelos de ayer. Hoy hemos realizado un cambio, probablemente a tiempo, parece que fiable. Debiéramos estar a cubierto así que debemos seguir poniendo gran atención. Tampoco hemos observado actividad conectiva, pero esto no es nada definitivo.

Cuando pienso en esto me viene a la memoria  el nivel conectivo del Gran Maestre, dirigiéndose en abierto a mí, solo a mí, controlando la emisión en un radio de tres metros, como si estuviera susurrando. ¡Qué envidia!
También le doy vueltas a lo que puede contener el sobre. Desde luego nada trascendental, no se lo hubiera confiado a un, para él, desconocido. Además, tiene otros medios. Me mosquea. Me reafirmo en la conclusión de que puede ser una prueba. Seguro, dentro no hay nada importante.

Siguiendo con lo de ahora; hay que llegar a Foix y decidir dónde y cuándo cambiar de nuevo el coche. No tenemos prisa, hemos perdido una noche, casi mejor dejar pasar otra y que piensen que estamos más lejos.
Les cuento la idea. Podemos hacer turismo y pasar la noche en Foix. A Kixkur le parece bien, pero con dudas, él prefiere salir pitando a casa, sin paradas. Es otra posibilidad. ¿Cómo acertar?

Hacemos turismo por lugares poco concurridos, contemplando la orografía, los montes, y el castillo desde lejos. Hacemos varias paradas en el pueblo pero no nos sentamos en las terrazas del boulevard, nos escondemos en los interiores.
Dedicamos una hora a seleccionar el hotel y nos decidimos por una pensión, bonita, con precios de temporada baja.
Paseos, cena tranquila y relajada. Nos da la impresión de habernos preocupado demasiado.

Ya estamos a 25 de mayo, de nuevo a las ocho de la mañana. Bajamos a desayunar y esta vez la sorpresa es grata y agradable. Parecemos tres turistas fuera de temporada y con la climatología algo adversa, no hay sol, aunque las nubes no parecen serias. Esta noche ha pasado un frente y aún quedan algunos coletazos en forma de viento. Amenaza, pero seguro que mejorará.
Para las nueve estamos en la carretera, quizá demasiado confiados; a mí me parece que hemos tenido más suerte de la normal, llevo desde ayer con la misma cantinela.

Llevamos un rato conduciendo hacia el sur y parece que un coche nos sigue.
   -No comiences con tus neuras  Héctor, que pueden terminar siendo verdad.
   -Fíjate en el Ford C-Max gris metalizado de detrás nuestro, lleva un buen rato ahí y pudiendo adelantarnos no lo ha hecho, y en un par de ocasiones, no es coincidencia. El cuarto por detrás.
   -Antes me ha parecido verle hacer una maniobra extraña pero no le he dado importancia, voy a ver si efectivamente nos sigue-. Dice Kixkur. Conduciendo quien conduciendo es bueno.

Si efectivamente nos siguen, no entiendo cómo nos han podido localizar, no es suficiente con lo que he pensado sobre el taxi, no hemos cometido grandes fallos, hemos realizado varios cambios, no hemos ido llamando la atención. No nos han seguido desde el comienzo, así que la conclusión es que han debido tener mucha suerte. Alguna puta coincidencia.

Kixkur llama a casa para que contacten con Louise y nos informen sobre el estado de la situación en Lyon. Una confirmación no va a venir de sobra.
En un cuarto de hora llama Louise directamente a Kixkur. Ella supone que la tenían bajo vigilancia y que han conocido nuestra huida desde el principio, antes de lo que podríamos imaginar, pero que ahora nos están buscando como si fuéramos a Barcelona.
Le pido a Kixkur que pregunte por si hay algún grupo conectivo o de operación para la logia por esta zona, que pueda estar interviniendo.
Tarda en responder y confirma que es bastante posible, puede existir algún grupo que trabaja para Philipe, tiene muchos negocios con gente rara y en cuestiones poco ortodoxas. Sabe de cierto que tiene un contacto en Foix, al que suele encargar “trabajos”. Hemos ido a caer en el ojo del huracán. Justo donde vive el hijo del malo de la película.

Louise no sabe desde dónde estamos hablando, justo desde la boca del lobo. Le agradecemos la información. O sea, que tienen organizada la caza. Toca organizar una buena fuga. Hay que ponerse las pilas y hacer algo radical, totalmente diferente, que no se lo esperen.

No tengo que esforzarme mucho, voy a recurrir a mis conocimientos de la montaña. Es un plan descabellado para los profanos, por eso espero que no lo esperen.
Se trata de utilizar a Kixkur de cebo, de modo que al seguirle nos liberen de la vigilancia, o parte de ella a Tanya y a mí, para largarnos por otra parte, donde no nos “puedan” seguir, fuera de los transportes convencionales. Monte arriba y sin medios de locomoción.

Kixkur confirma que nos siguen, son buenos pero parece que solo tienen un vehículo. De camino al pueblo, por el que hemos dado algún rodeo, hemos visto a un par de autoestopistas, parece que se van a tomar un descanso en una cafetería de al lado de la carretera, tienen pinta de montañeros. Tenemos nuestros dobles.
Le propongo a Kixkur lo que hasta ahora he estado ocultando. Nos separamos, la pareja debe ocupar nuestro puesto. Desde luego no le gusta, pero no propone otros planes, no se le ocurren otras alternativas, así que, aplicamos el refrán de “Cuando no hay más, contigo Tomás”.

En un momento en que las curvas y edificios de la carretera nos ocultan momentáneamente salimos de ella y aparcamos cerca de la cafetería, dejando el coche tras un grande y viejo edificio adyacente. Veo que los que nos siguen han seguido hacia delante, ya volverán, tenemos unos minutos de paz. A trabajar.
Entramos en la cafetería y nos presentamos a los autoestopistas.
   -Hola. Nosotros nos vamos y necesitamos que ocupéis el coche de nuestro amigo. Necesitamos un favor. El padre de ella nos ha puesto vigilancia y queremos darles el esquinazo. A cambio, éste os puede llevar hacia donde queráis. Nosotros nos vamos ya, nos hemos presentado porque todo esto no se lo ibais a creer a éste si no vierais a alguien que lo corroborara.

Ellos se miran asombrados. Nosotros nos vamos y cuando nos estamos alejando miro hacia atrás y veo que salen y entran en el coche. ¡Vaya potra! No les ha costado mucho tomar la decisión.
Tanya y yo nos metemos por unas callejuelas estrechas y desde lejos vemos que cuando llega el Ford tienen a Kixkur alejándose, así que no les queda otro remedio que seguirlos. ¡Perfecto!. Han picado el anzuelo, esperemos que para un buen rato, necesitaremos una hora, mínimo.

Hemos cogido del coche lo que nos podía hacer falta, ahora tenemos que localizar una tienda de deportes y un taxi, no me gustan los taxis pero no se me ocurre otra cosa. Primero la tienda.
Y encontramos una tienda de deporte, muy básica, pero hay de todo.

No está el dueño, el técnico, está su hija, lo que tampoco importa, ya sé lo que necesitamos. A mí me valen las zapatillas de deporte que debo acompañar con un par de calcetines algo gruesos, compactos. También necesito una mochila algo grande, de unos 30 litros. Vale con la más barata, no voy a gastar dinero en comprar cosas que tengo en casa.

Para Tanya seleccionamos un par de botas ligeras, tipo tracking, que protejan el tobillo. Calcetines, dos pares algo finos, para prevenir rozaduras. Me quedo con la caja para organizar mi mochila, poniéndola en la zona inferior le da un poco de rigidez.
Para material común selecciono una manta isotérmica aluminizada, solo pesa 100gr, un par de toallas de monte, un par de blufs y un par de los guantes más baratos.

Después de meditar un poco me decido por un par de camisetas térmicas, esta vez buenas, y una mochila pequeña, 20 litros, para Tanya y un mapa. Espero que no se haya fijado en la zona a la que pertenece el mapa, todos eran del mismo precio pero pueden delatar el lugar por donde vamos a pasar. Un riesgo claro, pero no tiene alternativa, mapa o nada.

A la dependienta le choca lo que compramos, no es una compra lógica; si vas al monte no se te olvida esto, y si no pensabas ir hacen falta más cosas. Además, la mezcla entre cosas baratas y caras también llama la atención, así que le intento explicar que se me ha ocurrido lo del monte ahora que volvemos de vacaciones de la costa azul, y nos faltaba algo para salir por ahí, para completar lo que tenemos. Creo que no le ha importado lo que hemos comprado ni la explicación. En cuanto venga su padre se irá con el novio, o las amigas, Lo de la tienda ha sido un mal menor.
   -Todo eso, Héctor, son imaginaciones tuyas.

Nos hemos dejado unos cuantos euros, ha hecho la mañana. Salimos y pasamos por la tienda de comestibles, he visto cerca un Super, seguimos con suerte, no quiero pasear por la calle, cuanto menos nos vean mejor. Tanya se queda en un portal ordenando en las mochilas lo que hemos cogido de nuestro equipaje, y lo comprado en la tienda. Yo compro comida empaquetada varia, agua y algo para hacer de botiquín como esparadrapo y algunos caramelos de menta. Solo falta algo de farmacia, tendrá que ser luego.

Cuando llego Tanya tiene todo organizado. Salimos a un parque cercano y doy los últimos retoques a lo que llevamos. También necesitaríamos una linterna, la luna está en menguante pero aún le queda más de la mitad, esto ayudará mucho a ver de noche.

Localizamos un taxi y le contamos la película de que se nos ha averiado el coche y como no lo reparan hasta el lunes hemos decidido ir al monte. Necesitamos que nos acerque a Marc. No lo teníamos en el presupuesto pero si nos pudiera hacer precio nos haría un favor.
   -Estamos de viaje de novios y todo hasta ayer fue perfecto.
   -No tengo ningún compromiso hasta mañana así que os puedo ayudar, haré un precio especial.
   -De paso si podemos encontrar una farmacia, necesitamos completar el botiquín.
   Sin problema. Cuándo queréis ir. ¿Ahora?
   -Por nosotros sí, para aprovechar la tarde. Las previsiones del tiempo son buenas ¿No?
   -Sí, parece que ha terminado el frente y tenemos anunciados unos días de calma y sol.

Cerramos el tema del precio, montamos y salimos. Yo me pongo a su lado, para controlar y Tanya se tumba en el asiento de atrás. Esta vez no es para dormir, es para esconderse de la posible vigilancia. Por el camino paramos en una farmacia y luego entramos en una carretera de montaña donde no habrá una recta en todo el trayecto.

Conozco la zona a la que vamos porque hace unos años vine con Jokin a subir la Pica de Estás, el techo de Cataluña. Me acuerdo de bastante, pero no de todo. Mejor si el taxista nos deja antes del lugar de salida hacia el refugio; si llegamos allá es evidente el sacar la conclusión de hacia dónde vamos, así que paramos medio kilómetro antes, en el mismo pueblo.
Caigo en la cuenta de que no me hace falta la linterna, tengo una frontal, la llevo siempre en el neceser. En qué habré estado yo pensando antes.

Le pagamos, nos despedimos y pasamos por el pueblo, a medio escondidas, despacio para no llamar la atención, momento que aprovecho para repasar lo que se nos ha podido olvidar.
¡Mandar un mensaje a Kixkur! Dentro de una hora puede que salgamos de la cobertura.
   -¿Cómo vamos los pilotos?
   -Creo que dese hace media hora saben que no sois vosotros, nos han adelantado para observar varias veces. Probablemente no saben qué hacer y nos siguen.
   -Pues ya sabes, seguimos con el plan. AGUR.

Con todas estas cuestiones son las dos de la tarde cuando dejamos la carretera y tomamos el sendero que asciende al refugio de Pinet, tenemos por delante unos 1.200 metros de desnivel. El cartel indica 3 horas. ¿Solo? Desconozco si estará abierto, puede ser que lo esté, es viernes.
Cualquiera que nos vea pensará que somos una pareja peculiar, subiendo hacia un tipo de monte serio y con equipo barato, ella con botas nuevas y él con zapatillas de deporte baratas. Al menos es lo que pensaría yo, claro que hay gente que no entiendo cómo te ve, porque no se fija en nada.

El camino no tiene pérdida. El punto de partida indicado con paneles, el sendero es inconfundible y está perfectamente balizado, y conservado, porque algunas indicaciones son de hace tiempo.
Estoy ansioso por avanzar lo máximo posible, por poner tierra de por medio con lo que acabamos de dejar pero enseguida recuerdo que no voy solo y me controlo. Debo marcar un ritmo suave. Tanya está en forma pero tenemos que andar hoy algo y mañana bastante más. Además, no está acostumbrada al peso de la mochila, y esto se nota. Motivo por el que es recomendable ir siempre con mochila, para acostumbrarse al peso, por poco que sea y habituar los hombros.

Creo que nos ha visto muy poca gente por el pueblo. En el monte nos hemos cruzado con algunos pero de lejos. Por la zona del pueblo, en la salida, los que nos hayan visto deberán haber pensado en que somos el típico par de montañeros de fin de semana.
Tenemos tiempo de sobra pero me preocupo por si nos desviamos y se nos hace de noche antes de llegar al refugio. Como dice Tanya, soy un neuras, siempre tengo algo de lo que preocuparme. Además, el tiempo se está estabilizando, cada vez pasan menos nubes, son menores y van más lentas, ¡Tranquilízate Héctor! Me digo.

Conforme nos íbamos acercando he ido bajando el ritmo, que ha terminado siendo como un paseo, y a eso de las seis de la tarde nos plantamos ante la entrada del refugio de Pinet.
Está cerrado, por obras, abren en dos semanas. Hay gente trabajando en varios temas como el acondicionamiento de la traída del agua. Lo de las letrinas y el pozo negro parecen los más importantes. También hay movimiento de obras en la cocina. Reformas generales.
Pero el movimiento que observamos es de materiales, no hemos visto a nadie de cerca, serán tres personas en total y tienen toda la pinta de marcharse pronto.

Nos saluda una de ellas confirmando que está cerrado, sin agua, sanitarios ni cocina, pero está habilitada la zona libre. Ellos se van a toda prisa, subirá alguien por la mañana a continuar con las obras, se turnan, unos la semana y otros el fin de semana.

Hemos sido los primeros en llegar pero seguro que vendrán más, el buen tiempo hace moverse a los montañeros. Hacemos un análisis de lo que nos hemos encontrado en la zona libre.
Una habitación que hace de dormitorio, donde a un lado hay dos niveles, el suelo, donde alguna vez hubo algo sólido, tipo cemento, y que ahora necesita un arreglo, y sobre él una zona algo más elevada, con maderas a modo de litera; ésta nos puede servir.
Al otro lado hay una zona con mesa, bancos corridos, encimera para cocinar y unas estanterías con restos de comida. El comedor-salón.

Echamos una ojeada a los alrededores y localizamos material de supervivencia: cartones, trapos viejos, una espuma aislante que alguien la ha dejado por vieja, una manta que canta.
Mejor esto que plantarnos a dormir directamente sobre las tarimas. Hoy dormimos a lo pobre.

Ocupamos un espacio importante de la parte superior de la zona que hace de dormitorio y la “marcamos”, de modo que quede claro que eso está ocupado. Organizamos la “cama”, con los trapos y cartones. Luego va la manta aislante. Nos acostaremos vestidos, y para cubrirnos tenemos las toallas y la manta vieja. Espero que Tanya lo aguante, yo soy de la opinión de que prefiero morir de asco, antes que morir de frío. No parece que le vaya a hacer ascos al apaño de cama.
   -Si hace mucho frío, podemos meter los pies en las mochilas.

Entre los regalos que la peña ha ido dejado a lo largo del invierno, en una esquina de la cocina he encontrado un par de joyas. Unas botas de mi talla. La derecha está bastante deteriorada, pero la otra esta aceptable. Les dedico un cuarto de hora y consigo poner un cordino de refuerzo que la deja bastante apañada. Para mañana tengo botas, algo aguantarán. Es que en la parte superior podemos encontrarnos con nieve. Se me ha encendido la bombilla cuando he visto las botas.

En los alrededores he localizado un bastón, sin arandela, al que le pongo un trozo de plástico sujeto con cinta adhesiva, retal que he encontrado en la cocina, quedaban dos palmos, y que he terminado.
También he localizado unas velas, cojo dos, tengo mechero en el neceser. Por si falla la frontal.
Tenemos dos botellas de litro y medio de agua, que rellenaremos antes de salir por la mañana.
Hemos traído comida, así que cenamos algo, pero sin calentar. Es una pena no poder meter algo caliente al cuerpo. Lo empujamos con agua fría.

Me temo que nos va a costar dormir, así que en cuanto anochece nos ponemos a ello. Supongo que alguien nos despertará.
Efectivamente, a eso de las nueve llegan tres escaladores. Mañana van a intentar una vía, que no he conseguido saber dónde está ni el grado de dificultad que tiene. No meten mucho ruido, llegan cansados por haber subido a prisa, y se ponen a dormir, se levantarán temprano. Buenas noches.

Luego, más tarde, ni sé cuando, llega otro grupo. Nos hacemos los dormidos. Entre nosotros y los escaladores hemos ocupado la parte superior. Los nuevos duermen abajo, traen aislantes y sacos, no como Tanya y yo. Pero de esto espero que no se den cuenta.

Sábado 26 de mayo. Vaya jaleo que han armado los escaladores para levantarse, desayunar, preparar el material y largarse. Sobre todo con el chocar de hierros (aluminios y otras aleaciones robustas y ligeras), que, por cierto, no han impedido dormir a Tanya.
Nos levantamos a las ocho, en cuanto han dejado sitio libre en la cocina los cinco montañeros. Suben hacia el Montcalm; puede que al mismo que los escaladores, pero será por otra vía, estos van más tranquilos. Un desayuno frío y antes de las nueve estamos en marcha, no nos hemos prodigado demasiado con los franceses, cuanto menos sepan menos podrán contar.
Tenemos un largo día por delante. Mejor comenzar despacio.

Aunque el camino está bien marcado, con cairns, tranquiliza tener alguien que vaya por delante, su ruta coincide en gran parte con la nuestra. Vamos más despacio que ellos, así que con el tiempo nos vamos alejando, mejor dicho, se van alejando. De vez en cuando pasa alguna nube, que nos protege del sol y mantienen la temperatura a un valor aceptable para la cuesta que estamos subiendo, hay tramos bastante potentes, con pedrizas y algún nevero, de mayores dimensiones conforme vamos ascendiendo. Aprovechamos las huellas recientes para que no nos entre nieve en el calzado, no hemos traído polainas.

Vamos reponiendo el agua conforme la vamos utilizando, supongo que la encontraremos a mano durante todo el camino pero lo hacemos.
Antes de la una estamos en el collado que coincide con la ruta que desde la parte española sube hacia la Pica. Me hubiera gustado volverla a subir pero hoy no vamos de cimas, nos basta con los collados. Bajamos hacia el refugio Vall Ferrera.
Lo de bajar es menos cansado, al menos en lo que requiere de esfuerzo pulmonar, así que para las seis de la tarde hemos dejado a un lado el refugio, para que no nos vean o identifiquen y nos vamos acercando campo a través, al lugar donde debe estar esperando Kixkur, allá donde se deben dejar los vehículos. Término municipal de Areu.

En cuanto es posible que nos puedan ver desde donde están los coches nos toca jugar al escondite. Procuramos resguardarnos tras los salientes de la montaña, rocas, árboles. Creo casi imposible que podamos pasar desapercibidos, pero lo intentamos.
Desde que he visto el aparcamiento he comenzado a hacer barridos conectivos. Al único que he encontrado ha sido a Kixkur.
   -Kixkur. Estamos cerca. ¿Algún problema?
   -Pues sí. Pensaba que los había despistado pero los tengo aquí, casi encima de mí; no me quitan ojo. No entiendo por qué no me han detenido.
   -Porque van a por nosotros. Tranquilo. Te digo lo que vamos a hacer, aunque no creo que le vaya a gustar a Tanya.
   -No Héctor, no. Ya he andado bastante en dos días.
   -Tú haz como que te has cansado de esperar, llamas por teléfono, como para decir que aquí no hay nada que hacer (lo dices para que los gestos salgan mejor) y te largas. ¡Ojo!, en la primera curva nos tiras por la ventanilla comida, algo que pueda servir para la lluvia y alguna manta o similar.
   -¿Y qué hago luego? Creo que son un grupo y seguro que me siguen.

Lo he llegado a pensar pero no había esbozado un plan concreto. Ahora lo puntualizo y se lo explico.
Nosotros nos volvemos por donde hemos venido pero en lugar de volver a la Pica, a medio camino nos desviamos hacia el este, hacia Andorra, camino de otra cima importante, el más alto de Andorra, La Coma Pedrosa. Si llegar a subir a él, y por la vertiente sur, bajamos hacia La Massana, al aparcamiento de Arcalis, la parte superior de la estación de esquí, que es de donde parte la vía normal a La Coma.
Llegaremos mañana por la tarde, no antes. Podemos quedar para el lunes hacia las nueve de la mañana, en el mismo aparcamiento.

Para librarse de la vigilancia le recomiendo que solicita ayuda policial, que su superior se lo plantee al Gran Maestre, “Arturo”, y éste interceda ante quien corresponda, no sé si la guardia Civil o la Policía Nacional, o a quien compita. La ayuda no debe ser en Andorra.
Que les explique que eres un agente encubierto en una operación de seguimiento a una mafia, por ejemplo rumana. Es algo que también a ellos les puede interesar. Pillar a un grupo mixto, rumanos y franceses. Además, seguro que en esto hay algo de verdad.
De este modo veremos si nuestros superiores sirven para algo más que mandar o controlar nuestro trabajo. En este momento estamos en un apuro.
   -¿Y todo esto para mañana por la tarde?
   -Ya te he dicho que para pasado por la mañana. Vamos a dejarlo si quieres para el medio día.
   -¡Pues sí que hay mucha diferencia! A veces suelo dormir.
   -Kixkur. Estás algo nervioso pero tranquilízate. Aún no nos han detenido. No saben dónde estamos, y no van a por ti porque de lo contrario ya te hubieran detenido; así que llama cuanto antes. Hazlo ahora y nos dices algo, antes de irte.
   -Y si de comida nos dejas algo de charcutería y pan te daré un par de besos-. Dice Tanya.
   -¿De bellota o puede ser de recebo?

Kixkur necesita un poco más de acción para acostumbrarse a estas lides. Por deformación profesional él suele ser el que persigue, en lugar del perseguido, como ahora, y se nota.

Vemos que saca el teléfono y lo oímos, lo que piensa y lo que habla.
Su responsable conectivo en Madrid le contesta de inmediato. Le cuenta nuestra situación y le parece una solicitud acertada. Va a contactar con la Policía Nacional con el fin de organizar alguna acción especial. Le levará algo de tiempo pero le garantiza un plan para hoy mismo.
Kixkur espera, y nosotros también. Se le percibe algo más tranquilo; el que haya más gente implicada le ha quitado preocupaciones. Mientras tanto descansamos y comemos algo.

Para las seis y media recibe una llamada. Un grupo especial de la Policía Nacional ha comenzado a elaborar un plan para detenerlos. Debe ser en la zona española. Él será el cebo. Pero esto será mañana, necesitan tiempo para reunir personal y medios. Se pondrán hoy mismo en contacto con él para afinar detalles, y tenerlo en vigilancia para el caso de que se cansen de seguirlo y lo fueran a detener.
   -Bueno Kixkur, hasta el lunes a partir del medio día. Suerte.
   -No te olvides del jabugo, el pan y la ropa. Y si tienes una cerveza también. Suerte.
   -Un último detalle. ¿Has mirado por si le han puesto alguna baliza GPS al vehículo? Pues hazlo.

Vemos que, después de soltar una serie de juramentos, vuelve hacia el coche, pasa un rato organizando el interior y luego sale despedido hacia abajo.
   -O sea, que en lugar de bajar volvemos a subir.
   -Sí, pero solo hasta el refugio, hoy dormiremos en una cama como es debido.
   -Seguro que será una litera.
   -Bueno, sí, eso quería decir. Pero cena y desayuno calientes.

Con esto último ha alegrado la mente, y la cara, las dos cosas las he visto al mismo tiempo.
Vemos que los vigilantes le han seguido, y si prisa así que seguro que he acertado en lo del GPS.

Bajamos hacia donde han salido los coches y tras la segunda curva miramos la parte colindante a la carretera. No tardamos mucho en encontrar un par de bolsas con lo que le hemos pedido. Tenemos jamón, lomo, pan y cerveza, una manta para mañana, dos chubasqueros. Pero hoy tenemos alojamiento.

Subimos hacia el refugio, pero esta vez por el camino, sin prisas, y llegamos casi sin darnos cuenta. Hemos venido repasando la situación y esbozando planes de futuro; inmediatos, como mañana y pasado, y también para más adelante. Si vamos a correr riesgos debemos estar mejor preparados.

Pedimos asilo político en el refugio, donde no hay problema. No esperaban a nadie, pero dos no supone trastorno. No hay menú a elegir y sí son literas, pero en una habitación de ocho para nosotros solos, sin ruidos ni ronquidos, como ayer.
   -Este modo de venir al monte me gusta más que el de ayer.
   -¡Oye Tanya! No siempre suele salir todo perfecto.


A lo dicho. Una buena noche y a las siete y media de la mañana estamos desayunando, ¡caliente!
Y con unas botas que ayer también pedí a Kixkur. La derecha de ayer terminó por romperse y la tuve que tirar a media bajada. Bueno, tiré las dos.
Me quedan grandes pero lo he arreglado haciendo dos plantillas con unos cartones bastante rígidos que he encontrado en la basura. Vamos de reciclaje.

Al igual que la mañana anterior, comenzamos la ascensión con mucha tranquilidad. Vamos andando despacio, sin hacer paradas superiores a cinco minutos. Tenemos por delante bastantes horas y el sol de momento nos está perdonando.
Desandamos parte de la bajada de ayer y en un lugar bien indicado tomamos el sendero hacia la derecha, hacia el este. Esta vez consultamos el mapa, donde se aprecia claramente el camino a seguir, incluso reconocemos el dibujo en el papel, que comparamos con la senda en el suelo, lo que la vista nos deja ver. Hay que tener en cuenta que cuando se mira hacia arriba no se suele distinguir claramente el camino, a diferencia de cuando se mira desde una altura, entonces se ven todos los senderos, como si fuera un mapa inmenso.

En adelante nos espera un camino poco concurrido, por lo que habrá que extremar las precauciones. De vez en cuando me separo de Tantya, buscando algún lugar en alto, algún tipo de ”mirador”, que me confirme que la dirección que llevamos es correcta.
Por fin llegamos a un punto donde hay una bifurcación clara. Se trata de tomar hacia el norte, hacia la cima del Coma Pedrosa, o continuar hacia el este. Es una zona de falso llano, tras la que comienza una larga bajada. Nueva consulta al mapa donde vemos que es el camino correcto. Esta zona también la conozco, solo que no la recordaba bien.

En adelante vamos inspeccionando cada lugar del terreno con la idea de encontrar un lugar adecuado para pasar la noche. Los vamos memorizando y dándoles una puntuación para el caso de que no encontremos uno bueno cerca del punto de llegada y tuviéramos que volver.

Habiendo realizado bastante parte de la bajada, localizamos un vivac que más parece una chabola; está tan bien montado que seguro que lo han utilizado bastantes veces. Pudiera ser el recurso de algún pastor cuando se le haya hecho tarde.
   -¿Tenemos que dormir aquí? ¿En la calle?
   -Tanya, a esto se le llama vivac. ¿No has dormido nunca en el mejor hotel del mundo?
   -¿De qué me estás hablando?
   -¡No hay hotel que tenga tantas estrellas como éste!

Es una exagerada. La ubicación es perfecta, tiene la orientación este. Hubiera sido mejor con algo de sur, pero no va a tener de todo. Una piedra descomunal hace de tejado, incluso de porche. Lo que necesita es un poco de limpieza.
   -Va a entrar el viento por todas partes.
   -Tenemos varias horas por delante así que déjame que lo arregle y luego vuelves a opinar. Si quieres puedes ayudar, así no te aburres.

Un poco de protesta pero enseguida me ayuda.
Vamos cerrando los orificios inferiores con hierba y piedras pequeñas. Luego alisamos el suelo y añadimos algo más de hierba. En menos de una hora tenemos una joya de vivac. Ahora lo ve con otros ojos. Y aparte de la manta de ayer, que la cogí por si acaso, tenemos los chubasqueros y la manta que nos ha dejado Kixkur. Todo un lujo. De cena tenemos charcutería extremeña y una cerveza “con” alcohol. ¿Qué más podemos pedir?

Nos quedamos dormidos en cuando anochece, eso sí, con toda la ropa puesta y las mochilas vacías por si hicieran falta para los pies. Yo he cambiado las botas por las zapatillas, más cómodas. En un momento casi me pongo a pensar que puede venir algún animal, algún zorrillo buscando comida, o alguna oveja perdida, había cagadas en el suelo, pero lo he reprimido a tiempo, no sea que lo leyera Tanya y fuera una nueva fuente de preocupaciones.
   -¿Y si aparecen animales?

¡Joder! Pero si es imposible que me lo haya oído. ¿Habrá sido casualidad? Yo despisto.
   -Precisamente de los “animales” nos estamos escapando.

No es tan cómodo como la primera noche pero ha sido aceptable. El suelo no es tan duro como la madera, y eso es de agradecer.
Durante la noche Tanya se ha despertado un par de veces, para hacer retoques en la manta, la ropa y uno de los orificios por el que entraba algo de aire. Nada importante. Yo he puesto mi mochila en la zona por donde venía el viento pero total, luego ha cambiado de dirección y no ha servido de nada.

Lunes 28 de mayo, las 08:30. Tenemos tiempo de sobra, toda la mañana para bajar lo que nos queda hasta el parquin, que será menos de una hora.
Nos hemos comenzado a mover cuando ya estábamos cansados de estar tumbados. Una noche tranquila. Tanya no recuerda haber estado acomodándose la ropa o tapando el agujero. Mejor.
Desayuno frío. Todo está frío así que salimos en busca de los rayos del sol. Los tenemos cerca, a la vuelta de la esquina. Estamos vestidos, así que levantarnos y estar dispuestos para andar ha sido cosa de unos minutos.

En lo que sí invertimos tiempo es en encontrar el camino adecuado para llegar al lugar de la cita sin que nos vean. Dudo si quedarnos lejos, para poder escapar con seguridad en caso de que sea una encerrona, o esperarlos allá mismo, a cubierto, pero cerca. Para ello debemos llegar antes que ellos.

Tenemos tiempo así que bajamos, mirando algo por si acaso, pero pronto. Para eso de las diez hemos pasado el aparcamiento y descendemos unos cientos metros por la carretera, hasta un edificio que nos pone al cubierto de las miradas. Parece cerrado pero se puede acceder por una ventana. Tenemos observatorio. Quien nos busque lo hará en la dirección opuesta, allá por donde “tenemos” que venir, pero que ya hemos pasado, así que toca esperar.

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