sábado, 30 de noviembre de 2013

15 Volando a Petropavlosk




A las cuatro de la mañana del 25 de abril nos encontramos en un aeropuerto militar; hace media hora nos han recogido de casa de Yelena. El coronel Igor nos espera al pié de un Antonov-72. Venimos casi con lo puesto, lo que vamos a necesitar no lo hemos traído de casa, lo del Koryak es cosa de ellos.
Le tiendo la mano a Igor, va a ser la primera vez que nos la estrechamos.

El interior del avión es monocromo, casi no se notan los colores, no hay nada que llame la atención, ni luz de sobra, lo único brillante son las cintas reflectantes de los cajones para meter material, que son de aluminio, con listones de madera en la parte superior, para sentarse. También hay asientos, distribuidos de modo irregular, para dejar espacio para bultos grandes, pero no son regulables, no los puedes reclinar para dormir.

Creo haber visto dos tripulantes en la cabina, militares y cuatro más en la nave de carga, la que estamos, solo hay una. También están Igor y su ayudante Sergei. Con Tanya y yo somos diez en total.
Para las cuatro y media estamos despegando, llegaremos para las siete, a eso del amanecer.

Igor nos hace un resumen de la situación con los datos de que dispone, los de la tarde de ayer, de hoy no sabe nada y para mañana teme que la situación puede ser desastrosa.

Nos hace una presentación del grupo de personas a las que vamos a intentar rescatar.

Ivan Grachov. El guía. 25 años.
El experto. Desde los quince años está trabajando de guía en la zona.
Está agotado pero trabajará. Una condición física espectacular.
Podría haber sido algo más inteligente. (Y no haber aceptado la propuesta).

Víktor Vodianov Médico. 33 años.
Está realizando un trabajo de investigación en la zona. (Conectante).
Tranquilo y cordial, no se entiende lo que hace envuelto en esta aventura.
Rotura de tibia y quizá algo más. (No está en su ambiente)

Aleksei Mákarov. 35 años.
El escalador. Hijo de un General. Conocido por sus gestas aventureras en montaña.
Aplaudido por unos y criticado por otros. Arriesga mucho.
Es el protagonista. (El motivo de la situación)

Mijail Ivánov. 45 años
Guarda de la zona. Contratado como apoyo, porteador, técnico… Para todo.
En estado lamentable pero vivo; para poco tiempo si no entra en calor.
El currante. (Le pagaban y ha aceptado el riesgo)

Resumen de lo que ha sido hasta ahora la expedición. Se trata de lo que han conocido por radio hasta que han perdido la conexión, no tienen otra información que confirme lo recibido, se le supone cierta.

Jueves 19 de abril. 1º día.
Las motos de nieve acercan a los componentes de la expedición desde el campamento Paratunka hasta cerca del collado entre el Avachinsky y el “Camello”. Éste es una pequeña elevación con una silueta que semeja a una joroba, de ahí el nombre, que se interpone entre el Avacha y el Koryak. La pendiente es relativamente suave y la ladera permite elegir entra varias posibilidades de pendientes o hacer giros, buscando nieves de espesores o calidades diferentes.

A pesar de que el lugar de partida elegido es algo más bajo que el collado de la vertiente norte del Camello, la que lo une al Koryak, no consiguen llegar hasta él y comienzan la andadura desde un punto inferior al collado sur, teniendo que llegar a él y realizar la travesía en diagonal por la vertiente este del camello. Algo que no tenían contemplado.
Hasta el collado nieve blanda, muy blanda, y no han previsto llevar raquetas, porque esperaban encontrarse con nieve dura. Pensaban que podían ser un estorbo, ya en la cresta sureste la nieve debiera estar dura.
Por la noche esperaban un pequeño frente que únicamente debiera haber dejado una pincelada de nieve.

Viernes 20 de abril. 2º día.
La nevada deja más de un metro de nieve. Después de quitársela de encima y perder algo del material, que no estaba controlado dentro de las tiendas, se disponen a continuar. La nevada ha sido con viento, lo que ha sido una suerte, hay zonas en las que no ha quedado nieve nueva y el avance es bastante normal. Avanzan la mitad de lo programado pero el motivo ha sido la nieve inesperada y haber salido de otro lugar, más bajo.

Sábado 21 de abril. 3º día.
Ocurre algo similar a lo del día anterior, donde no hay nieve nueva el avance es normal pero en la nueva el avance es muy lento, la carga a transportar se hace demasiado pesada. Alcanzan el punto programado para el 2º día. Pérdida de un día.

Domingo 22 de abril. 4º día.
La historia se vuelve a repetir. Esta vez avanzan bastante pero no ha podido ser en la dirección prevista; se alejan de la arista hacia el interior de la pala, en dirección oeste, donde no les afecta tanto el viento; continuar por la arista se estaba volviendo impracticable. Notan el esfuerzo realizado pero no es motivo para cambiar de planes. No avanzan lo programado.

Lunes 23 de abril. 5º día.
Éste día se convierte en una copia de los anteriores, solo que están cada vez más metidos en la pala, se han alejado de la arista, de la nieve dura; han cambiado el viento por la nieve blanda. Lo peor es que la cota a la que se encuentran es la que tenían planificada para el 3º día (pérdida acumulada de 2 días). Deberán recular hacia el Este, hacia la arista porque la parte final por este lado es demasiado pendiente.
En esta ocasión el frente de precipitaciones les llega a media tarde, y se queda con ellos hasta la madrugada. Se han dado prisa en montar el campamento y se han librado a tiempo. El frente, que no debía haber sido fuerte, les deja otro metro de nieve.
La situación no es buena. Hacen una reunión para tomar una decisión. Son jóvenes y lo miran con optimismo. El razonamiento vuelve a ser el mismo: No hay razones de peso para dejarlo. En dos días estarán arriba. Dos días de montaña que se van a convertir en dos días de martirio.

Martes 24 de abril. 6º día.
El resumen de lo que ocurre este día, sin un estricto orden de acontecimientos es el siguiente:
-  Al recoger el campamento echan en falta varias cargas de gas. En adelante lo racionarán.
-  Las cargas de las baterías de las radios están bajando notablemente. Dejarán una solo para emergencias y apurarán el uso de la otra.
-  Les queda comida pero el problema puede ser el agua, necesitan gas para fundir la nieve.
-  Comienzan a pasar frío, por ropa que se pongan no consiguen calentar el cuerpo, no tienen suficientes calorías; se agudiza en dedos de pies y manos.
-  Hoy no han avanzado mas que 100 metros de desnivel.
-  Mijail está agotado. No consigue recuperar las fuerzas. Parece un zombi.
-  Víktor ha caído en una rimaya, tiene rotura de un pié y puede que el brazo, los del lado derecho.
-  Han llamado por radio comunicando su retirada. Ahora ven claro la imposibilidad de continuar. Hoy se preparan para descender y lo harán mañana.
-  Tan solo les queda una tienda, la otra se ha rajado hacia el amanecer.

Parece que van a poner fin a la odisea y si se puede se les dará apoyo en cuanto lleguen más abajo. Están demasiado arriba. Si ellos no han subido más ¿Quién podrá?
En ésta última conexión les hemos querido indicar la llegada de un frente importante para la noche que probablemente continuará durante todo el día siguiente. No trae grandes precipitaciones pero se esperan fuertes vientos y frío, mucho frío. Necesitan protegerse. Les indicamos que caven en la nieve y preparen un refugio lo más profundo que puedan.

El problema es que sin una confirmación de la recepción del mensaje se ha perdido la comunicación. Si es que la han escuchado y hacen lo propuesto tienen alguna posibilidad de sobrevivir, aunque deba sacárseles. Si no lo hacen están perdidos.

Miércoles 25 de abril. 7º día.
La observación que efectuamos desde Paratunka no indica actividad alguna, la ladera está blanca, sin señales de nada, por lo que no tenemos pistas para saber si han estado paleando hacia el interior o no. El que no consigamos ver nada puede ser buena señal pero el no tener noticias nos deja vendidos. ¿Qué hacer?


Atentos a las explicaciones que nos brinda Igor el tiempo se nos pasa tiempo volando, y nunca mejor dicho. El ruido que ha hecho al despegar el aparato era insoportable, no es un aparato preparado para pasajeros, es una cabina de carga adaptable, pero al haber cogido altura y bajar la potencia que deben desarrollar los dos turbomotores se nota, hasta nos parece aguantable.
Continúa con las explicaciones, ésta vez acerca de la montaña a la que vamos.

Koryaksky. 3.456 m. El problema, o dificultad, de la ascensión es que el campo base está a menos de mil metros, en el campamento Paratunka. La bajada de esquí es de 3.000 m.
Ubicación: A 20 Km al norte de “Petropavlosk”. 53,3º N, 158,7º E.
Última erupción en 1.957.
En los últimos cuatro días ha nevado más de dos metros, con viento.

Las expectativas son poco alentadoras. El tiempo está evolucionando según lo previsto, de malo a peor. Necesitamos que calme el viento para esta noche y llegar a la cumbre al amanecer con garantías de un buen comienzo y rescate. El rescate no debe retrasarse de mañana al alba. Ahora solo queda organizarlo debidamente, sin imprevistos.

Estamos cansados, yo al menos, e intento dormir un poco, una cabezadita. Tanya lleva diez minutos dormida y aprovecha para hablar en sueños. ¡Qué envidia!, Lo de los sueños no, lo de dormir. Por mi parte tengo varios frentes de preocupación abiertos así que lo de dormir va a ser imposible: Equipo de rescate, ropa, la salida desde el helicóptero, el estado de la nieve, el viento. Las personas a socorrer, la bajada, radios, alimentos ropa…
  -No hagas eso Héctor –dice Tanya y sigue murmurando algo inentendible, en sueños.
  -¿Qué no haga qué? –pregunto yo intrigado. Es una pregunta  para mí, porque ella está dormida.

Y ella sigue a lo suyo, murmurando cosas imposibles de entender, y vía conexión no estoy recibiendo nada; ¡Pues vaya ayuda!
  -¡Que no lo hagas Héctor!, vamos, déjalo ya.

No sé qué será lo que estoy haciendo pero le está dando trabajo. Ya veremos si recuerda algo cuando se despierte.

A las siete y algo llegamos. Bajamos del avión y entramos enseguida en uno de los barracones que desde fuera parecía pequeño y dentro es enorme. La diferencia de temperatura aquí dentro del hangar con el exterior es notable y se agradece.
Tienen preparado un tentempié; café, té, agua caliente para otras infusiones, leche fría y caliente, pastas, tostadas. El momento y el lugar son idóneos para darle una pequeña ocupación al estómago. Luego el sueño será mayor.
Habían pensado en pasar el tiempo hasta la partida en un campamento militar, en otro lado de Petropavlov, a 20 kilómetros pero dado que este lugar es bastante aceptable han decidido no movernos, ya vale de idas y venidas que aún quedan los desplazamientos serios.

El responsable del material es el Teniente Andréi Sikorski, a quien me presentan de inmediato. Joven, Ruso Asiático, rudo, de cara agradable, de cuerpo compacto y pinta de competente.
Le indico el material que necesito, preferencias y tallas. Le hablo en inglés, en mi inglés, esperando que me entienda. Sonríe y dice que no hay problema. Lo tendrá listo para las diez de la mañana, hora a la que está prevista la “Reunión General”, a la que vamos a asistir casi todos los implicados; hasta entonces nos dan libertad de hacer lo que nos parezca. Vaya libertad, ¿A dónde coño vamos a ir aquí y ahora?
Como adivinando nuestras dudas, en especial las de Tanya, Andréi lo aclara. En Petropavlov no vais a encontrar nada; a estas horas y en éstas dependencias podéis descansar; hay varios compartimentos con literas, podéis ocupar uno para vosotros solos y descansar, lo vais a necesitar, os lo aseguro.

Miramos entre los alojamientos que nos ha señalado y vemos que casi todos son parecidos, un rectángulo de 4x3 metros con una litera de doble piso a cada lado. Espartano pero bastante nuevo. Nos acomodamos en uno, el primero que hemos visto y dejamos material y ropa desperdigados por las cuatro literas, con el fin de que nos dejen solos. Elijo para dormir la inferior derecha y Tanya la superior.
Acabo de tomar un café así que probablemente no podré dormir, valiente gilipollas que soy a veces. Me resigno a estar en vela. Vela que a los cinco minutos se apaga hasta que Tanya me despierta a las diez menos diez.
   -Vamos dormilón, ¡¡despierta!! ¿Qué decías de que no ibas a poder dormir?

Tal como estaba, vestido, me levanto, paso la mano por la cabeza para ordenar los pelos de la nuca que debo tener cada uno para donde quiere y me acerco al centro del hangar; parece una convención indefinible de personajes variopintos. Vaya pinta que tenemos todos y cada uno de los presentes.
La reunión la preside el comandante del destacamento militar avanzado de Petropavlov, quien sin contemplaciones ni adornos cede la palabra al Coronel Igor Borodin, nuestro amigo Igor.

Las diez. Igor va presentando a los participantes principales de la operación de mañana.
El Helicóptero con el piloto, su copiloto y los auxiliares.
Los equipos de tierra. Unidad médica. Demolición. Apoyo general.
Los esquiadores de rescate, Pierre y yo.
El coordinador de material. Andréi.

Solicita que cada uno exponga, escuetamente, su cometido en el plan, reservándose su presentación para el final.

El piloto presenta a su equipo.
El copiloto y responsable de los sistemas de comunicaciones.
Los asistentes de carga.
Los asistentes de elevación.
El aparato es el más seguro de los existentes en Kamchatka

El equipo de tierra habla de las maravillas de los equipos motorizados orugas con que vamos a contar. Equipos que no pueden subir donde va a hacerlo el motero, ¡pues vaya!.
Tienen habilitados dos barracones en la parte alta de Paratunka pero si los heridos son graves los trasladarán inmediatamente en helicóptero.
Cuentan con un equipo de 20 personas. Dispones de 10 motos de nieve y dos vehículos Orugas, uno de ellos con una cabina medicalizada, lo último en tecnología.

Pierre no se explaya. El plan se puede resumir en:
Bajamos al lugar donde están refugiados.
Damos las señales de inicio y fin da la voladura.
Los bajamos y se los llevan.
Si por lo que sea hay algún fallo, desobediencia, percance o como se le quiera llamar, les corta a todos las pelotas. Hay uno que se ríe, pero que se calla cuando Pierre saca del bolsillo una navaja curvada y brillante.

Andréi indica que está a las órdenes de lo que mandemos. A nuestra disposición, Pierre y yo.

Igor comenta la situación del equipo de apoyo en moto de nieve. En realidad no se trata de un equipo sino de una persona. Fiódor Yermólov, 26 años,  ganador de varios campeonatos de saltos y acrobacias con motos de nieve.
Ayer se encontraba a bordo de un pesquero, el Avacha-IV. Solicitaron sus servicios y mientras venía ha dado las indicaciones para que vayan preparando una de las motos de la empresa del alquiler de motos y viajes en moto en la que también trabaja.

Ha hablado con su jefe, el dueño de la empresa y tienen ya bastante avanzada la adecuación de una de las motos conforme a lo solicitado por Fiódor. No va a ser una moto de competición sino una de las de paseo, una menos sofisticada y, por lo tanto, más fiable. Una que arranque siempre, sin manías. Van a cambiar las palas delanteras por unas de mayor anchura y colocarle unas barras que hagan dos funciones, Una de antivuelco y la otra de sistema de elevación de la moto para su transporte y facilidad de carga y descarga desde un helicóptero.
Está a punto de llegar al hangar, le ha llamado cuando iba a comenzar ésta reunión.

Una vez terminada la presentación y explicaciones, nos separamos y dividimos en pequeños grupos, cada uno concretando sus particularidades.
Pierre se nos acerca y se presenta.
   -Hola, soy Pierre Etxcheberry, francés, de Maule.
   -Atarratze –le apunto, el nombre en euskara. Se sorprende y asiente.

Nos explica que esquía desde que tenía cuatro años. Comenzó en la estación cercana a casa, La Piedra de San Martín, o Arette, el pueblo de ascensión a la Piedra, carretera de comunicación con Izaba, de la provincia de Navarra en la parte española, vasco-española.
No habla euskara pero si hablo despacio lo entiende, su abuelo era pastor de la zona de Irati.
Tiene 35 años y lleva los últimos cinco en Kamchatka, llevando clientes sobre todo al Korian.
Le gusta el esquí extremo y no le gusta nada la masificación de las pistas de esquí.
Dice haber bajado más de cien veces la pala por la que tendremos que bajar, puntualizando que la dificultad la vamos a encontrar en función del estado de la nieve. La pendiente no es excesiva, rondando la mayor parte los 40º, pudiéndose esquivar por los costados algunas zonas de mayor pendiente. Ninguna de las zonas más expuestas tiene un final en piedras. La caída, de ser, sería noble. Solo nieve y nunca ha encontrado hielo, alguna costra pero de las que rompen en seguida, y por ello no irías pendiente abajo.

El principal problema lo ve en la cantidad de nieve, el mucha la que nos vamos a encontrar, motivo por el que el motero ha previsto palas más anchas delanteras y algún nivelador posterior.
Cuanto más abajo probablemente peor, al haber menos pendiente se habrá quedado más.En la zona superior, donde más sacude el viento no habrá quedado tanta, estará venteada, en todo caso se habrá depositado en las cornisas.

Deberemos cargar con bastante material. Alimentos, sobre todo líquido. Clavijas de hielo, picas para nieve, varias cuerdas, férulas y material de vendajes y sujeciones para inmovilizar a los heridos. Pistolas de señales, equipos de comunicación, ropa para los rescatados…

Cuando me deja hablar me presento. No tengo el palmarés de Pierre pero aparte de esquiador soy montañero, lo que me da una visión más amplia de la montaña. La conozco con y sin tablas de esquí. En este momento me encuentro en un buen estado de forma, y con algunas horas de esquí en mis piernas.
Por mi parte hubiera realizado la voladura hoy por la tarde en lugar de esperar a mañana por la mañana, es por la tarde cuando la nieve se puede desprender más fácilmente. Mañana por la mañana estará fría otra vez.

Por lo visto Pierre ya se lo ha comentado antes a ellos, a Igor, pero que prefiere hacerlo bajo nuestro criterio, controlándolo desde arriba, cuando contactemos con los atrapados, no quiere provocar los aludes sin tener una información directa desde arriba.

Veo que de entre la gente se acerca una persona que no he visto antes, claro, se trata de Fiódor, “El Motero”, que es como le llamo.
Se acerca a Pierre y se ponen a hablar; entonces me surge la pregunta.
   -¿Cómo me voy a entender con él? –le pregunto a Pierre.
   -¿Qué tal por señas? –me apunta Tanya. Es su primera intervención y hacia ella se vuelven las miradas de los dos. Se han dado cuenta de que me ha contestado sin haber oído la pregunta que he hecho a Pierre.

Igor sale al quite y la presenta.
   -Se trata de Tanya Yurchenko. Viene como auxiliar de comunicaciones.

Creo que lo han interpretado como si viniera de traductora para mí, algo que no es exacto. Igor ha pensado en duplicar los sistemas de comunicaciones y si fallan los equipos de radio podemos recurrir a la conexión. Igor lo sabe pero no lo dice.

Fiódor continúa con su charla. Solo va a haber una oportunidad para cada movimiento; lo jodido va a ser girar en la parte de mayor pendiente, con lo que pesan esas motos. Les ha dicho que puede subir bastante pero lo verá mañana.
Resulta que habla un inglés algo raro pero que entiendo; problema resuelto.

A continuación me voy donde Andréi a quien presento mis necesidades en cuestión de material. Me indica que para las seis de la tarde tendré dispuesto todo lo que le he solicitado.
No prevé ningún problema.

Me acerco de nuevo a Pierre al que le resumo algo de lo que antes hemos estado hablando como para confirmarlo y le pregunto-
..-Orok ados? (¿Todos de acuerdo?)– queriendo imitar el euskara y acento “zuberotarra”.
..-Bai, biziki  (Si, en verdad)–responde sin darse cuenta de que lo ha hecho en euskara.

Tanya me gesticula, sin hablar, elevando los hombros y abriendo las manos; luego oigo que dice
   -¿De qué vas?
   -Me gustaría establecer una relación más estrecha para mañana. Si nos vamos a jugar la nariz, prefiero estar en sintonía con quien va a ser mi compañero de reparto.
   -Aitona artzaina?  (¿El abuelo pastor?)–digo dirigiéndome de nuevo a Pierre. Continúo, forzando un poco la suerte.

En esta ocasión sí se da cuenta de cómo le estoy hablando. Lo entiende porque lo que le digo es muy elemental, palabras que no se olvidan y dicho despacio, exagerando la pronunciación.
Me gustaría que se esforzara en contestar del mismo modo.
..-Bai, Iratiko basoko inguruetan (Sí, por los alrededores de los bosques de Irati).

Me mira, nos miramos y nos vemos de otro modo, hemos avanzado un año en la relación; hemos dejado de ser unos completos desconocidos.

Según estamos por grupos se acerca Igor al centro del hangar, ha dejado los dos teléfonos y la radio (walkie) que ha estado utilizando los últimos quince minutos y espera. Espera poco, unos segundos, porque todos reaccionamos enseguida y nos callamos; expectación, solo se escucha el ruido del viento al rozar las paredes y el techo metálico del edificio.

   -Las noticias de última hora no son buenas. Esta vez el dicho de “No news, good news” no es aplicable. Necesitamos News.
   -Hace media hora hemos perdido la conexión –relata Igor-. Justo acabábamos de indicarles que se aproxima un fuerte frente de viento, viento muy frío. Está previsto para dentro de una hora, y puede durar otras seis. La mejor opción es que caven un refugio en la nieve, lo más profundo que puedan para resguardarse del viento y del frío y esperar nuestra llegada de mañana. Creemos, más bien esperamos, que hayan podido escuchar la transmisión. En el momento de recibir la respuesta hemos notado un chasquido, como un intento de llamada abortado en su comienzo. Puede ser un fin de batería. Lo que nos preocupa es no haber recibido confirmación, si es que la han entendido y por lo tanto van a obrar en consecuencia.
   -Solo nos queda trabajar esperando que lo hayan recibido y entendido. Mañana lo sabremos.

Hace una pausa, da un vistazo por los semblantes de cada uno de los presentes y continúa con el desglose del plan de mañana

   -Primero Pierre y Héctor descienden hasta ellos. En función de lo que vean nos lo comunican por si hubiera cambios en el plan. Indican comienzo y fin de la limpieza de la ladera. Van descendiendo a los heridos hacia la moto de Fiódor. En cuanto pueda asistirá el helicóptero de apoyo. Trasportan a los heridos al campamento o directamente Petropavlov.
   -La siguiente reunión, la de pruebas del material será esta tarde a las seis.
   -La hora de salida de mañana será a las seis de la mañana, aquí. Mientras tanto descansad. Si alguien tiene alguna idea que pueda ayudar que no dude en ponerse en contacto con migo, estoy abierto a la más disparatada de las sugerencias.

Serán las 11:00 o así. Desde la parte del fondo del hangar nos llega un olorcillo que el estómago detecta antes que el olfato; estoy segregando jugos gástricos, ¿será de hambre? Va a ser que sí.

Han preparado un lunch variado de pinchos y canapés, fríos y calientes que tienen una pinta fenomenal; esto amenizado con cervezas varias y alguna otra bebida en la que no me fijo. Lo mejor para incubar un buen sueño.
Me pongo morado a comer, me ha hecho ilusión encontrarme con comida comestible, con gustos y componentes a los que el estómago está acostumbrado.
Después, no lo pienso más, ahora que me han entrado las ganas de dormir voy a aprovechar, no sea que lo deje para luego y luego no pueda sea por preocupaciones o por cambio de planes.

Le aviso a Tanya que pliego y me voy al cuartucho, ella está animadamente hablando con unos y con otros; yo a lo mío; es mi hora es dormir.
Y dormir bien porque cuando despierto son cerca de las cuatro de la tarde. Una buena siesta, con sueños incluidos; creo haber realizado un par de rescates, yo solito, con esquís nórdicos, ayudado por un helicóptero no tripulado.
Es que lo mío son los sueños, algún día escribiré sobre ellos.
Bueno, aunque haya sido soñando la verdad es que he dormido, que es lo que vale. Espero que el trabajo de rescate que he tenido durante el sueño no me haya cansado demasiado ni me vaya a provocar luego una lesión o una sobrecarga muscular. Porque la pregunta es, si te rompes un brazo soñando luego al despertar estará entero ¿no? Pues si a la noche no duermo que me quiten lo bailau.

O sea, son las cuatro de la tarde, me levanto y todo parece tranquilo, será la calma que precede a la tempestad, ¿o es al revés? Salgo a inspeccionar el hangar.
Voy hacia la puerta principal donde veo que han dejado unos cuantos bultos. Uno de los soldados del hangar está introduciéndolos y organizándolos bajo el criterio de empleo. Esto me lo imagino porque no tengo cerca de nadie con quien me pueda entender.
Los amontonan por temas:
Equipos de esquí, montaña y prendas de abrigo.
Material de salvamento.
Comida, bebida, medicamentos, botiquín.
Equipos de comunicaciones y bengalas de señales.
Se trata del material que nos corresponde a Pierre y a mí, lo demás estará en Paratunka, con las motos y los vehículos oruga.

Me voy fijando en lo que a mí se refiere. Ropa y equipos de esquí. Hay variedad y supongo que será para elegir, por gustos, tallas o necesidades.
Ya que estoy, comienzo a salsear y analizar, de este modo para cuando venga Andréi lo tendré decidido. Pero según lo reviso, lo voy dejando como estaba, en su sitio, no quiero comenzar con mal pié, pudiera molestarse.
He revisado casi todo, esperaremos hasta las seis, que es la hora a laque hemos quedado. Mientras tanto doy un paseo por la improvisada cocina donde esta vez me tomo un buen café con unas “pastas de té”, no sé por qué no harán pastas del café. En este caso las pastas no han sido una maravilla, saben a pasta, normal y corriente, será que no tengo tantas ganas de comer como antes.
No tengo a mano nada para leer, se me ha pasado, así que vuelvo a curiosear, a hurgar en lo que nos rodea.

A eso de las cinco y media aparece Pierre por el hangar, seguro que él también se habrá pegado una cabezadita. Pasa por quienes han organizado el material, habla algo señalándolo, y luego sale a la calle, supongo que hacia el coche, me apresuro a seguirle, voy tras él.
Para cuando llega al vehículo estoy ya a su lado; miro al interior del coche y veo que está lleno de objetos conocidos.
   -Para qué tienes tantos trastos? –le digo en mi justito francés.
   -Te entiendo mejor cuando me hablas en euskara -Me dice riéndose.

Cuando abre del todo el portón del todo terreno me pregunto para qué se habrá molestado Andréi.
   -¡Pero si has traído todo!
   -No me arriesgo a usar material que no conozco.

Reconozco que en su caso yo hubiera hecho lo mismo. Hay cosas que no son importantes, pero esas de las que depende tu vida, esas las quiero conocer, tener controladas.
Nos agenciamos un carrito para llevar lo que ha traído, una mochila cargada, una bolsa grande llena de algo, otra enorme bolsa con esquís, dos pares de botas y algo más. Parece como si hubiera vaciado el cuarto de los trastos.
   -Te ayudaré a elegir tu material.-Me dice.

Una vez dentro, olvidándonos de los demás, nos vamos a lo nuestro, deja sus cosas en un lugar aparte y vamos a seleccionar las mías.
Comienzo con la ropa. La primera capa ya la he traído, es un elemento fijo en mi bolsa de viaje.
Seleccionamos la segunda capa, la de la temperatura, previendo la temperatura que nos espera selecciono dos capas medianas en lugar de una gruesa. Perfecto, tengo la suerte de tener una talla de lo más corriente y vulgar. En una marcas la “L” y en otras la “XL”, ¡Ya se pondrán de acuerdo alguna vez!
Como tercera capa elijo un mono militar, de camuflaje; no hay posibilidad de elección en el color y dibujo, todos son iguales. Las bolsas donde se encuentran están abiertas pero parece que no las hayan usado antes de ahora. Vamos de estreno.
Me lo pongo y voy probando el funcionamiento de cremalleras y cierres. Parece que todo está bien. Mejor revisar ahora que quedarte luego con una cremallera atascada a veinte bajo cero.
   -¿Me sacas una foto? Parezco un modelo de prendas deportivas. –Le digo a Tanya que se acaba de levantar, la he sentido despierta hace un momento, mientras me vestía.
   -Ahora voy adonis mío.-Me responde guasona, se nota que ha descansado; cuando tiene sueño o está cansada es difícil de llevar.
   -Te estoy oyendo. ¡Pues mira quién fue a hablar! ¡Héctor el delicado! –Para qué pensaré estas cosas en voz alta, no voy a aprender nunca.

A lo que iba. No veo que aparezca el distintivo de Gore-Tex pero no lo creo importante, no vamos a encontrar agua, no entra en los pronósticos, a bajo cero no hay humedad, y si añadimos viento solo vamos a encontrar un frío que te cagas.
Completamos el equipo con un gorro fino, casco de invierno, dos pares de guantes, medianos para trabajar y otro par de gruesos dobles para esquiar, gafas de ventisca y un par de buffs para improvisar.
Luego pasamos a las botas. Son normales y parecen usadas; uno de los pares me gusta es mi talla y horma, se amoldan bien a la geometría de mis pies, esto es importante, que hagan una presión regular, parecida en toda la superficie, de lo contrario tienes que apretar más unas zonas que otras de modo que no bailen dentro. Reviso los cierres, tensores, parece que están en buen estado. Los pongo a mi medida dejando margen para seguir apretando, normalmente a la media hora hay que tensar algo más, los calcetines y el botín van aplastándose, compactando, y hace falta corregir el apriete. No son excesivamente pesadas.

Cuando voy a seleccionar las tablas se me acerca Pierre con un par en la mano.
   -Yo que tú no usaría ninguna de esas, a ver qué te parecen éstas, –y me ofrece unas que saca de la bolsa- las he traído para ti.

Las cojo y veo que son un modelo bastante nuevo, no las reliquias que ha conseguido Andréi.
   -Vas a necesitar un buen carving, tanto arriba como abajo, no creo que vayamos a encontrar hielo. En todo caso alguna placa en la zona superior, la más venteada, pero para el resto necesitas algo que te haga flotar. Además, a saber cómo estarán afiladas esas. La última vez que me las afilaron aquí le dieron mal el ángulo y no hacían mas que encarrilarse, me iba al suelo cada veinte metros.

El amigo Pierre está a todas. Revisa el material que he seleccionado y asiente. Aprobado.
   -Vamos a por el resto –me dice.

No hace falta que vayamos, vemos que viene Andréi con uno de sus ayudantes cargando un par de mochilas y otro par de cestos llenos de objetos. Justo acaba de ayudarle a seleccionar la ropa de Tanya, solo de abrigo, no tiene por qué salir del helicóptero.

Cuando llega a donde nosotros observa lo que llevo seleccionado y me da la aprobación, el OK con el pulgar derecho.
Yo elijo un arnés, Pierre ha traído el suyo, esto es algo personal.
Nos deja una de las cajas y vamos metiendo en ella tras una ojeada lo que pensamos que vamos a necesitar para el descenso: 4 picas para los seguros en nieve, un par de clavos para hielo, cuatro jumars, un cordino de 9mm de 60m, dos cuerdas de 11mm de 40m, 2 walkies, que probamos, otros cuatro arneses para los accidentados.
Luego nos acerca el botiquín, dos pares de guantes, varias capas térmicas de aluminio y accesorios para armar una camilla o entablillar partes del cuerpo, un mecano de metal, lonas correas y velcro-adhesivos. Mete en la caja un par de rollos de cinta americana (MacGyver) y la pistola de bengalas con media docena de cartuchos, tres rojos y tres azules.
   -Por la mañana dejaré un caja con termos y alimentos para que las llevéis en la mochila, recordad dejar sitio para ello. Estarán listas antes de las cinco de la mañana.

Nos hemos adelantado a lo programado por Igor, y hablando de Roma, mira por dónde que llega Igor en ese momento.
   -Veo que habéis terminado ya. Me parece bien. Hemos decidido quedar a las cinco de la mañana en lugar de a las seis, aquí mismo, para salir ya a las seis hacia Paratunka. Allí decidiremos el momento de dejaros en la cumbre, será a eso de las seis y media, en función del tiempo, en especial del viento. Si no está despejado lo deberemos retrasar hasta las siete; queremos teneros a la vista, os seguiremos con prismáticos desde la base. Habrá tres equipos de radio en el helicóptero y varios más en tierra, procurad no utilizarlos mas que para lo imprescindible. Las comunicaciones entre nosotros las haremos en otra frecuencia, para no interferir. Tanya hará de traductora para Héctor.
   -Recordad también las instrucciones de las bengalas para coordinar las voladuras. Roja en el momento de comenzar a bajar. Azul para comenzar las detonaciones y roja para terminar. No vale la comunicación oral, las detonaciones las debemos confirmar con las señales luminosas.

Me ha parecido muy profesional el utilizar la redundancia para las operaciones peligrosas. Para mí que Igor habrá sufrido en sus carnes algún fallo de comunicación antes de ahora y de ahí su empeño en extremar las medidas de seguridad. No, si al final va a terminar siendo buena persona y un buen profesional.

Son cerca de las ocho. No creo que pueda dormir pero como tampoco hay gran cosa que hacer lo vamos a intentar. Me voy con Tanya al cuartucho y nos tumbamos en las literas, después de haber comido un sándwich acompañado de una infusión. He puesto el despertador para las cuatro porque ya sé lo que me va a suceder, lo de siempre, no podré dormir hasta que falte media hora para levantarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario